Sunday, August 14, 2011

Canción de batalla


flickr.com/photos/dizzlecciko
(Texto indignado, no resentido, es necesario salir de vez en cuando y oír, hasta el ruido que no nos gusta...)
Claro que es fácil vegetar, dejar que otros hablen y decir ellos saben más que yo, como dice esa canción de batalla de Los Prisioneros que a tantos nos conmoviera y nos moviera ya en los ’80. Digo canción de batalla pensando en el concepto musical que desarrolló Hans Eisler en los años locos veinte ante el vórtice que se venía. Ante la injusticia, el oprobio y el descrédito de la clase política había que cantar con la cabeza de vuelta a la realidad. Canción protesta lo llamábamos en Chile, medio despectivamente, y muchos creyeron, ingenuamente que caído el Dictador, no hacía falta este discurso subversivo en la música. Al menos de eso nos convenció la conformista y timorata Concertación. Hoy, relevados del poder por sus “enemigos” (ya no estoy tan seguro que lo sean), se ven deslegitimados por un movimiento ciudadano más indignado y altisonante que nunca.
Nuestros chicos se han tomado la calle y son los portavoces del grito ahogado en la garganta de todos nosotros. Dejamos que la élite hablara y decidiera por nosotros, nos resignamos, muchos cayeron en los paraísos artificiales del consumo y son víctimas actuales de las deudas que fortalecen y engordan a los especuladores que prosperan en base a un sistema gestado sólo para ellos y sus amigos, parientes y compañeros de colegio. Pero también un basta desordenado, despeinado y multifacético se está desgranando por las calles. La calidad de vida no tiene por qué pagarla el que tiene más. Es un derecho que pagamos tú y yo con nuestros impuestos, con nuestro trabajo: El estado somos tú y yo, el gobierno tiene que hacernos a ti y a mí merecedores directos de sus éxitos económicos voceados tan engoladamente. Basta de asistencialismo despectivo de nariz respingada, “sí, tiremos un par de bequitas, que también estudie una cosita el rotito”. Países de la OCDE de verdad mantienen educación pública y de calidad para todos y siguen exhibiendo logros neoliberales lo suficientemente convincentes como para generar infinitos orgasmos en las bolsas de metales de todo el mundo. No podemos seguir dando oídos a la letanía monótona falsamente pesimista de ministros ni de clasistas (un)think tanks que nos llaman a agachar la cabeza y seguir trabajando que la empresa es mía caramba y te echo cuando quiero porque ninguna ley laboral te favorece. Vemos pasar el éxito material ante nuestras narices, el exhibicionismo de lujos del 10% que controla el 80% de la riqueza, no es justo seguir tolerando tanta desigualdad. La desigualdad es el resultado de un proceso económico, es por tanto una coyuntura cultural, convencional, y como tal, puede cambiar, no es un asunto “natural”, sine qua non, como le gusta creer a cierta gente. Este jaguar neoliberal, ejemplo para el resto del continente, está peleando con Angola el cetro al país con la peor distribución del ingreso del mundo. Quelle prestige
Supongo que fácilmente ha sido revelada una realidad, que ya estaba a la vista de todo el mundo, queda claro que lo que las elites u oligarquías realmente tienen es miedo a que alguien atente contra su sacrosanto derecho de propiedad. Tranquila señora, nadie quiere restaurar el soviet ni la Alameda va a llenarse de tanques rusos, tranquila que ni el Chicho ni sus upeorros van a volver a llenar al Chile lindo como un sol de caos marxista. Tranquilo usted caballero que el Dictador no va a salir de su tumba bailando Thriller con sus zombies carniceros CNI. Ese Chile ya fue, el de ahora camina al desarrollo, prospera, se moderniza, el periodismo por fin informa, sin miedo, pero todavía unos pocos lo disfrutan, los demás esperamos el turno en la eterna incertidumbre. No somos tampoco una manga de flojos que queremos caridad. Yo nunca lo he sido ni mi familia. Trabajamos tanto o más que usted. No necesitamos banderas, sólo queremos que escuchen la canción que las marchas y las cacerolas que han vuelto saturan no en tus radios compradas sino a lo largo y ancho del país que crees que es todo tuyo. No de sueños, no de impaciencia, sino de realidad.
Dejo pegadas dos canciones, primero el reggae básico, semi amateur, imperfecto de Los Prisioneros, la música tiene que ser así a veces para impactar.
Acá la letra, si la ha olvidado, joven-aún:
Por la autoridad
que nos da el buen juicio
y en pleno uso de nuestra razón
declaramos romper
de forma oficial
los lazos que nos pudieron atar alguna vez
una institución con forma de representación
que nos declare parte de su total
con toda honestidad
y con la mente fría
renegamos de cualquier patrón
ya todas las divisas
nos dan indiferencia
renegamos de cualquier color
se llame religión, se llame nacionalidad
no necesitamos representatividad


No necesitamos banderas
No reconocemos fronteras
No aceptaremos filiaciones
No escucharemos mas sermones


Es fácil vegetar
dejar que otros hablen
Es fácil vegetar
dejar que otros hablen
y decir ellos saben mas que yo
ponerse una insignia
marchar detrás de un líder
y dejar que nos esgriman como razón
no vamos a esperar
la idea nunca nos gusto
ellos no están haciendo
lo que al comienzo se pacto


No necesitamos banderas
No reconocemos fronteras
No aceptaremos filiaciones
No escucharemos mas sermones



Como contraste de rigor, que incluso la buena cocina lo exige, les dejo otra vez a Henry Cow quienes escribieron esta furiosa obra, Living in the Heart of The Beast, en el contexto de los ’70, como una especie de Pierrot Lunaire gramsciano. Qué vigente es sobre todo la parte final de la canción.
Transcribo el trepidante, emocionante final. Como lo dicen los romanos el arte debe deleitar, conmover y deleitar. Enjoy and sing along!:

Now is the time to begin to go forward - advance from despair,
the darkness of solitary men - who are chained in a market they
cannot control - in the name of a freedom that hangs like a pall
on our cities. And their towers of silence we shall destroy.

Now is the time to begin to determine directions, refuse to admit
the existence of destiny's rule. We shall seize from all heroes and
merchants our labour, our lives, and our practice of history : this,
our choice, defines the truth of all that we do.

Seize on the words that oppose us with alien force; they're enslaved
by the power of capital's kings who reduce them to coinage and
hollow exchange in the struggle to hold us, they're bitterly
outlasting... Time to sweep them down from power
- deeds renew words.

Dare to take sides in the fight for freedom that is common cause
let us All be as strong and as resolute. We're in the midst of
a universe turning in turmoil; of classes and armies of thought
making war - their contradictions clash and echo through time.



Hipertextografía:

Infórmese de verdad:




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