Saturday, October 07, 2006

Larguémonos por un rato

I believe you, Mr. Wilson,
I believe you anyway

And I'm always thinking of you
When I hear your music play
And you know it's true
That Wales is not like California in any way
when I listen to your music
You're still thousands of miles away

John Cale


El año 1966 fue clave al momento de generarse una importante innovación en la música popular: La concepción del disco larga duración como una obra completa, más que una simple colección de canciones. Una novela más que una hilera de postales. Hasta 1965 más o menos, un long play era en el mundo del pop un producto íntegramente comercial en el cual se rodeaba a los hits radiales de rigor, de un puñado de canciones secundarias, muchas de ellas bastante malas. Bueno, este vicio de las multinacionales continúa hasta hoy, incluso peor que nunca (caso Britney Spears y sus patéticas clones inter alia)

Como decíamos, esta tendencia la rompieron probablemente por primera vez The Beatles al lanzar Rubber Soul, disco de transición en el que los fab four empezaban a hastiarse de los chillidos con los que sus fans arruinaban sus conciertos. El disco notable aunque heterogéneo, que incluía los brillantes Nowhere Man e In my life y los mediocres Drive My car y Run for your life fue sin embargo, un aliciente para un inquieto músico, prisionero hasta hace mucho del circo del show business; como Elvis, quería vuelo propio pero sus contratos se lo impedían: Brian Wilson. Sin embargo, este hombre era obstinado: logró que una brillante orquesta de sesionistas grabase con las bellas voces de sus Beach Boys el mágico Pet Sounds. Lo de usar otros músicos en vez de los aclamados en las portadas de los discos también era bastante común. A&R men hacían castings con chicos bonitos de costa a costa, los hacían fingir que tocaban instrumentos, aunque los discos eran grabados por músicos de sesión, el caso de The Monkees es paradigmático.

The Beach Boys estaban condenados a algo parecido, sólo que cantaban de un modo notable, en una tradición que mezclaba el gospel con Tin Pan Alley y las canciones campesinas de Kansas. Jimmy Hendrix solía burlarse de ellos y de su estilo de “cuarteto de barbería”, lo cual quizas era algo cierto, pero bajo el contexto del ardiente sol de California, sus chicas en bikini y el surf logró popularidad y todo un trademark. Los chicos de la playa quedaron, así, encasillados como trivial banda de fiesta y vacaciones, porque eso decía el contrato así que a cerrar la boca. Pero Brian Wilson era obstinado, y quería más.

Nuestro melancólico republicano favorito se encerró un día junto a su piano y al letrista Tony Asher. En seguida reunió a la banda que componían además sus hermanos Carl y Dennis, junto a su primo, un ofuscado Mike Love y Alan Jardine, acompañados de un nutrido ensemble de ases californianos de estudio, dieron vida a Pet Sounds, una obra maestra de romanticismo al estilo de las películas clásicas de Hollywood, de ésas que son nuestro placer culpable. La ocasión será una de las primeras veces en que el estudio pasa a ser un instrumento de composición por derecho propio. Aquí el talento precoz de Wilson fluyó como nunca y legó once bellas “sinfonías de bolsillo”, como él mismo gustaba de llamar a sus composiciones: De aquí surgieron Caroline No, para Wilson su mejor balada, el primer uso de un theremin ( o un aparato semejante, creo) en un tema po, I wasn’t made for these times, las innovaciones tímbricas de Wouldn’t It Be nice, Here Today o el instrumental que le da el título al disco. (Aunque presiento que el tema antes conocido como Run James Run en alusión al flemático Agente 007, fue retitulado después bajo el concepto del disco), también puede escucharse ese sublime himno que es God Only Knows, el bello corno francés de la introducción y su emocionante canon al final, (que los gringos llaman rounds) y que tan bién aparece en en el desenlace de esa peli tan divertida y cebollera, que me encanta por lo demás, Love Actually. Mención especial el hecho de que tras estas sesiones se grabó el primer megahit del grupo Good Vibrations, notable por sus cambios de tempo, juegos vocales orquestación, tema eje entre Pet Sounds y el abortado Smile de 1967, antes del trágico descenso de Mr. Wilson en un caos de casi diez años.

No puedo dejar, por cierto, de destacar ese increíble instrumental que es paradigma de una pocket symphony por derecho propio, y que está pudorosamente escondido en la ex cara A de Pet Sounds: Let’ s go away for a while. Con bellas cadencias y soprendentes juegos de dinámica y timbre, la orquesta recrea como pocas veces la sophrosine de la soledad y la evasión: Pocas veces el pop es tan expresivo, crepuscular y esperanzador. Este tema es la primera canción de rock progresivo de la historia (Fue grabada antes que el Freak Out! de Zappa)

El pop deja sus espinillas, se pone instrospectivo e irónico. Quiere dialogar con el jazz y los clásicos en serio. Ya no piden a Beethoven que se quite sino que quieren aprender de él (Esto me recuerda el poema de Pound sobre Walt Whitman). Gracias a este tema y al disco en general todo fue posible para los músicos pop que miraron más allá de los dólares y la tevé. The Beatles recibirían el reto solitario de Wilson y replicarían nada menos que con Revolver y Sergeant Pepper. Wilson, genio atormentado como los que describe Italo Calvino, tardará casi cuarenta dolorosos años en devolverles la mano, finalmente concluyendo brillantemente a mi modo de ver el postergado sueño de Smile.

En 1967 Zappa inventaría el disco conceptual y traería a Stravinsky y Wagner a hacer jam con Chuck Berry y los blueseros de Chicago, Captain Beefheart recluiría a su banda para arrojar al blues a la estratosfera, The Velvet Underground y Hendrix, ese Paganini de los hippies, descubrían el feedback como recurso compositivo y The Who lograban posicionarse metairónicamente sobre las infundias del mercado con Sell Out. ¡Qué par de soberbios años aquellos 1966 a 1967! El cielo tocó al infierno ese año, dicen los esotéricos. Ese año la música popular creció, se tocaron los dedos la vanguardia y las cancionzuelas populares... y se gustaron, otra vez. Ese año todos se largaron del fraude mainstream por un rato y se iluminaron. Hoy abundan en el pop la apatía y la confusión con banditas de un día que rasguean tres acordes para MTV y citan por citar, sin nada ya que decir. Rayos, ¿por que ya nadie se manda a cambiar a buena parte por ese necesario rato?



Hipertextografía:

Liner notes de Pet Sounds
http://www.beachboysfanclub.com/ps-liner.html

Página web del Maestro
http://www.brianwilson.com/

Documental sobre la obra
http://www.youtube.com/watch?v=niBaFOsWko0

1 comment:

Anonymous said...

Recuerdo la perplejo que quede al escuchar por primera vez el white album de Los Beatles, fué en 1992. Era de esas ediciónes en cinta de cromo que apareció en esa epoca. Nunca antes había escuchado un album de los beatles. Pasaron 15 años y me topé con pet sounds y smile. Nuevamente quede asombrado. Tal vez existe algun destello tan fuerte como lo de wilson y mccartney dando vueltas por ahí, esperando aparecer o ya aparecido